domingo, 20 de abril de 2014

El Tandem (análisis)

ANALISIS
EL TANDEM
La sociedad Marroquí puede aparecer como una sociedad dividida según los planteamientos de algunos analistas occidentales. La aparición de los grupos islamistas en la escena socio política de marruecos no es casual ni fruto de una explosión social espontanea.  Ante todo y de manera categórica estamos ante una lucha por el poder. Las manifestaciones de Rabat y Casablanca  son el reflejo de esta realidad no reconocida pero que queda reflejada en los discursos oficiales y no oficiales. Si la manifestación de Rabat tenía detrás  el apoyo y la organización  de los grupos progresistas marroquíes, la de Casablanca disponía de la plataforma y logística de los islamistas que sean reconocidos por las autoridades o no.

¿Qué indicador nos hace inclinarnos hacia la tesis de la lucha por el poder? Hay que recordar que las dos manifestaciones venían precedidas por acontecimientos anteriores al proyecto de la reforma de la Mudawana (la ley de la familia). La llamada a la manifestación y a la oposición al proyecto fue encabezada y liderada por Nadia Yassin, hija del jeque Abdeslam Yassin, opositor al régimen y pretendiente al califato. Como organización ilegal, el grupo Yassin movilizo sus bases no por expresar su disconformidad con la mudawana si no para enviar un mensaje al palacio y al gobierno socialista, que estamos aquí y os superamos.

La participación femenina en ambos lados fue la protagonista; nos preguntamos si nos olvidamos del velo o del pañuelo, ¿hay diferencias de fundo en el  concepto religiosos entre los dos campos? 

La conclusión, no hay. El concepto está fijado por el Corán y la sunna que ambos proclaman seguir y proteger. Ambos acuden a la mezquita, hacen el Ramadán, la fiesta del cordero y acuden una vez en la vida a la Meca. Todos se someten a la chahada y la unidad de dios.

La sociedad marroquí siempre ha evolucionado de un modo ajeno a la politización de la religión, ambas formas de acercarse a dios o de comunicar en la sociedad coexistían en armonía. Encuentras en el ceno de una misma familia dos chicas una con pañuelo y otra sin o un joven con barba y otro sin. Jamás las apariencias fueron un indicador para marcar diferencia de creencia o de ideología.

La mujer bajo todas sus formas con que se manifestaba en la sociedad marroquí, era un verdadero Tándem entre las diferentes clases sociales y generaciones.

Si los manifestantes de Casablanca acusaban a los de Rabat de ser pro Franceses o pro EUA, ¿entonces de dónde sacan ellos la barba el velo o la manera de vestir de los hombres? ¿Pueden asegurar que ellos son el verdadero reflejo de la cultura marroquí?

Las manifestaciones de marzo de 2000 vienen para dejar constar que hay una lucha feroz para el poder y la mudawana o la situación de la mujer no es que un trampolín para marcar diferencias. En los años 60 y 70 la lucha era directa entre el palacio y los partidos progresistas, la maniobra política magistral y de gran inteligencia del difunto Hassan II, hizo que el campo de batalla se traslada al campo de la religión, poniendo en confrontación los islamistas y los progresistas.  De manera oficial reconocen los dos, la supremacía del rey como Amir el Mouminin.    Las gruñas de Abdeslam Yassin y su pretensión de ser  el enviado de dios y que tiene más legitimidad que el rey, quedan en el olvido, de momento que la facción islamista la justicia y desarrollo le ha dado la espalda para entrar en el juego político.

Podemos cualificar las dos manifestaciones como un termómetro de una sociedad en pleno cambio que sea bajo la influencia occidental o oriental pero está cambiando, y este cambio obligatoriamente tiene que pasar por la mejora de la situación de la mujer y su  igualdad con el género masculino. De todas maneras los dos grupos están ante una prueba para demostrar a la sociedad el grado de implicación de las mujeres que se manifestaron el marzo de 2000 en Casablanca o en Rabat, para paliar el sufrimiento de millones de mujeres sobre todo en el mundo rural.

Si nos fijamos por ejemplo en el artículo III de la asociación nacional de la mujer creada en 1958, 60 años antes, mencionaba el derecho de la mujer a participar en la sociedad como esposa, madre y ciudadana. Igual que la constitución marroquí ponía el acento sobre la familia y no al individuo como el núcleo y el fundamento de la sociedad marroquí.  Si una asociación pro gubernamental reconoce los tres elementos (esposa, madre, ciudadana) bases del derecho de la mujer, de quien surgirán otros derechos como el derecho al empleo, la educación y la libre expresión. Los  que toman el asunto femenino como argumento para la confrontación política y social están gravemente en el error.

Una pausa de reflexión deben hacer las manifestantes de Casablanca, que sin la labor llevada por las autoridades desde la independencia, no estarán ellas en las primeras filas de las reclamantes. La mayoría de ellas son Licenciadas, con un nivel de estudios medio o alto, creadas y educadas en seno de familias musulmanas marroquíes.

Una pregunta a estas mujeres: ¿consideráis vuestras madres menos musulmanas y fieles que vosotras? 

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